La obsesión por las joyas con iniciales -que comenzó por los collares y que luego saltó a anillos, pulseras y hasta pendientes- ya tiene sucesora. Esta temporada se llevan los guardapelos o relicarios
La obsesión por las joyas con iniciales -que comenzó por los collares y que luego saltó a anillos, pulseras y hasta pendientes- ya tiene sucesora. Esta temporada se llevan los guardapelos.
Monedas, medallones y, ahora, también joyas de estilo vintage, como las inspiradas en los clásicos camafeos. La nueva colección de la firma Customima, llamada ‘Forever’, recupera una joya casi ancestral y de origen solemne y religioso. Se trata de un guardapelo o relicario, es decir, un objeto (en este caso, un medallón) que se ha utilizado históricamente para guardar recuerdos físicos de los personas queridas como mechones de pelo, cenizas o fotografías, y que nació como un estuche para conservar reliquias de santos.
Los guardapelos existen desde hace cientos de años, pero ganaron popularidad durante la época victoriana. Recientemente han resurgido debido a su inherente naturaleza sentimental, en línea con la tendencia de usar joyas personalizadas con un significado más profundo.
Sobre la pasarela los hemos visto en firmas como Acne Studios o Alexander McQueen: diseños en forma de corazón, de diferentes tamaños y combinados con otros modelos de colgantes superpuestos.